lunes, 13 de febrero de 2017

CUEVA DE ANDÁ MIRÁ

CUEVAS  DE  ANDÁ  MIRÁ







La intensa actividad volcánica de Guatemala, evidencia el pasado catastrófico del planeta que ha modelado el paisaje nacional de una manera impresionante, dotándolo de altas cumbres, inmensas colinas, o siguanes como se les conoce también a los barrancos, grutas y valles extensos, por mencionar algunos ejemplos.

Este es el caso de las grutas de Andá Mirá, en Jalpatagua, Jutiapa, un hermoso refugio producto de la actividad volcánica, combinada con la fuerza erosiva del agua subterránea que han dado por resultado un espectáculo natural que asombra por su belleza.

Estas grutas son parte de un complejo de cavernas que son transitadas por corrientes de agua mineralizadas con azufre, que se combinan con la temperatura templada que resulta de la conexión con fuentes ígneas procedentes del fondo del planeta.
A sus aguas se les atribuyen efectos benéficos para la salud pues hidrata la piel con el masaje permanente de manantial que brota con toda su fuerza. Al sumergirse en sus cristalinas aguas se experimenta la grata sensación de tranquilidad combinada con el placer de nadar entre las diversas especies de peces que serenamente habitan en este rincón ecológico conocido por pocos.






El nombre de la gruta surge como resultado de las expresiones de la gente cuando para incentivar a los visitantes a conocer este hermoso lecho de la naturaleza les decían: 'Es un lugar bonito, desengañate, andá mirá', se hizo tan frecuente la expresión en la región que se optó por llamarlas de ese modo.

El recorrido interior es de 300 metros, y cuentan los lugareños que algunos de los peces que habitan en sus aguas no tienen ojos, debido a la adaptación de estas especies a vivir en un ambiente sin luz. Por ello, si se desea apreciar la belleza de este sitio en toda su plenitud se recomienda llevar linternas a prueba de agua.









Piscina natural
El agua nace de manera subterránea y se desplaza con una fuerza de 100 galones por minuto en tiempo de verano. Sale de la gruta y se retiene paulatinamente en un pequeño repositorio en el cual se ha acondicionado una piscina, luego corre por una pequeña y soleada pendiente que precipita el agua en una cascada bordeada por una baranda, esto con la finalidad de que los visitantes reciban con toda seguridad la fuerza del agua en un baño estimulante. El recorrido concluye cuando este líquido subterráneo se une en su caída de más de 20 metros con el río Tamazulapa.
Los habitantes del lugar aseguran que siguiendo el recorrido del río y a diez minutos de este hermoso espectáculo se encuentra otra gruta. Esta es un poco más pequeña y es asombroso observar cómo el agua brota directamente de la piedra, sin que exista una abertura u orificio aparente. Además el agua en este recinto, es aún más caliente y con un alto contenido de azufre.

El paisaje del que forman parte las grutas, está delimitado por el río, una vegetación exuberante llena de colorido y las variaciones en la altura del relieve montañoso. Todo este escenario es propicio para escuchar anécdotas de otros tiempos se mezclan en el entramado oral de las historias de sus habitantes que estremecen alegran y asombran a todo aquel que quiera redescubrir sus memorias.

Este tranquilo paraje envuelve al viajero en una atmósfera fresca, plagada de humedad con el arrullo cristalino que recibe al visitante en este cálido refugio donde nace el sol.





Para que disfrutes mejor tu visita:
Lleva suficiente agua para beber, la temperatura en la región es calurosa.
Incluye en tu equipo para nadar, linternas resistentes al agua, para que puedas apreciar el interior de la gruta con toda su belleza.
Si planeas recorrer el río y ver la otra gruta lleva zapatos de agua para caminar sobre piedras resbalosas y hazlo acompañado por una persona que conozca bien la zona.
Los habitantes de la zona son hospitalarios, con una sonrisa están dispuestos a orientar al visitante y de paso compartir una que otra historia que seguro le asombrarán.





Las Cuevas de Andá Mirá, son un oásis natural que se encuentran en el Municipio de Jalpatagua, Jutiapa y bautizadas con esa frase por creer en la existencia de una princesa que vivía en dichas cuevas.

Como un destino propio o como una parada en el trayecto por el Oriente del país, la cueva de Andá Mirá con su clima cálido,  reserva para el turista un momento de solaz y armonía, por lo que la hace  un destino visitado diariamente por turistas nacionales y extranjeros quienes no encuentran una princesa dorada, pero sí un lugar donde recrear sus sentidos, pudiendo disfrutar de un refrescante baño en las cristalinas aguas del lugar y extasiarse con su belleza con el paisaje que ofrecen la vegetación y el Río Pululá.

Este lugar está compuesto por tres piscinas que son alimentadas con agua azufrada de la cueva, el cual fue construido en la década de los años 60 por el presidente del país de ese entonces, el General Ydígoras Fuentes,  quien impactado por la belleza del lugar ordenó la contrcucción del mismo.

Este paraje combina la existencia de una gruta que desemboca en una pequeña piscina, siendo ideal para tomar un refrescante baño.  Además, el turista que quiere experimentar  una experiencia un poco màs extrema, puede adentrarse en la cueva de aproximadamente 12 metros de largo, donde por causa de la oscuridad es recomendable utilizar linternas resistentes al agua.

Para poder llegar a este bello oásis se debe tomar la carretera que se dirige hacia la frontera con el Salvador, partiendo de la ciudad de Guatemala, y en el Kilómetro 115 se debe desviar a la izquierda y a pocos metros se encuentra el ingreso al balneario.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario